
No puedo evitaros el trago de compartir mi experiencia con Murakami. Lo siento, no lo puedo evitar, necesito transmitiros, contaros, desahogarme y es que me faltó el feed-back de vuestras sensaciones con el libro, para compensar este mal sabor de boca que me ha dejado. Y es que ha sido como un gran fuego fatuo, de mucho rebomborio de luz y un vacío total. Grandilocuencia en el aire, que me ha hecho pensar si este Murakami no será, acaso, producto del marketing japonés: cogemos un autor que parezca un poco generación perdida (por lo desarraigado), que tenga esbozos de reinvindicador anticapitalista, que toque el sexo (aunque sea de cualquier manera) sin los aparentes puritanismos japoneses, que haga continuos alardes de conocimientos musicales (aunque no vengan a cuento), sobre todo del jazz, la música más representativa del mejor mercado: EEUU, etc., etc., etc. y, así, todo este combinado, ahora que se lleva el sushi, lo lanzamos al mercado.... $$$$
En fin, para mí, (me gustaría saber vuestras opiniones) un libro desagradable, porque infla velas que luego olvida, quedándose todo en puro bluff; grandes frases sin belleza y sin profundidad, que te enredan, pero que luego te escupen al vacío absoluto sin haber desatado los nudos previos. Al final, incluso, me asalta la duda de si el tal Hijune, no es más que un esquizofrénico que oye voces, que Shimamoto e Izumi son los fantasmas que le acompaña en su paranoia, en sus culpas no desveladas. : ( No sé, no tengo ni idea.
Sólo he encontrado un libro cojo, sin muletas con las que tirarle un tiento, una chifladura siberiana, como dice en su título, deprimente.