
FABRICANDO RECUERDOS
Cómo me pesa el lastre de tu recuerdo, aún clavándose en mi alma como un aguijón maldito que va dejando cerco y marca, camino de hormigas en mi pecho.
Cómo me duele ver las miles de ramificaciones en las que el dolor se convierte, como las miles de espinas que las rosas llevan, aclamando su fiereza, las mismas rosas que rodean tu tumba, que me llama esperando que derroche lágrimas donde otros rostros anónimos derramaron las suyas.
Cómo me quema saber que viviste muriendo y aún así las manos las tenías agarradas a las faldas de la misma vida que te soltó en el ultimo instante dejándonos a solas con tus recuerdos, algunos de ellos enclaustrados en una cajita azul que cierta personita lleva siempre consigo, como el mayor de sus tesoros.
Debo dejar que el tiempo convierta en sonrisa lo que ahora es tristeza, que vuelva a colocar las piezas del puzzle que forma tú cara, humilde diosa de la guerra.
Sin escucharte realmente, te escucharé reír, y sin verte, te veré venir, con tu vieja silla de ruedas, que ya acumula polvo, comentando lo mal que te han dejado el pelo.
Adiós de corazón, de los que nos quedamos abajo, con todo nuestro pesar por tu falta, con todo nuestro alivio por tu descanso, con una huella imborrable de lo que fuiste y serás, huellas que al caminar dejamos en la arena y que ya el viento barre.
Estés donde estés, seas lo que seas, polvo y ceniza, reconocerás la piña en la que nos hemos convertido desde allí donde nos observas, au revoir.
Amb tota la meua estima, Violeta.