domingo, 1 de febrero de 2009

Capitulo II

¿Cómo llegó Gógol a su filosofía moralista? Con la fuerza de su intuición artística hizo saltar las fortalezas de la barbarie convertida en costumbre, de las monstruosidades cotidianas, de los crímenes usuales y de la vileza eterna, de la vileza sin fin. Todo cuanto se había formado a través de los siglos, todo cuanto la costumbre había respaldado, lo que se hallaba cubierto por el polvo de centurias y coronado con la sanción mística fue removido por Gógol, sacudido, desnudado, convertido en tema para el pensamiento y en problema para la conciencia. Y todo esto lo hizo sin que interviniera para nada la reflexión razonante y sistematizadora; su talento creador captó con las manos desnudas la realidad[13].

Cuando esta actividad “clandestina” de la conciencia fue cumplida y objetivada como verdad en una serie de figuras inmortales, esas figuras aparecieron ante el pensamiento del artista como interrogaciones objetivas de la esfinge de la vida.

¿Qué era en realidad el pensamiento de Gógol? Debemos recordar una y otra vez que Gógol vivió en una sociedad donde no existía atmósfera “intelectual” estable, cuando los problemas de la concepción laica del mundo eran aún inaccesibles a la literatura y apenas si se discutían en los círculos intelectuales. En los años veinte, siendo todavía Gógol niño, y cuando vivía en provincia, en los círculos más selectos de la “sociedad” de la capital se empezaba a forjar una concepción del mundo que podría llamarse “ideología social avanzada” en nuestro actual lenguaje publicístico. Pero a mediados del decenio, esa elaboración fue interrumpida por vía puramente mecánica. En los años treinta aparecieron de nuevo oasis de inteligencia pensante; de ahí surgieron las figuras más representativas de la fase siguiente. Pero antes de que Gógol pudiera tomar contacto con esos grupos, se hizo famoso como autor de las Veladas y entró en el círculo de Pushkin, que, por un lado, le favoreció como artista, aunque por otro fue incapaz de ampliar su horizonte social. Añadid a esto que Gógol vivió casi permanentemente fuera de Rusia desde 1838, en una existencia firmemente cerrada, a la que sólo tenían acceso algunas personas cuyas ideas carecían de cualquier elemento crítico, del que también carecía Gógol.
Extracto del mismo articulo que menciono antes. Gran parte del mismo habla de Almas muertas, y yo votaría por leerlo a continuación.

2 comentarios:

The cat dijo...

Yo que lo he empezado voto también por Almas muertas, al que he aparcado por un FLaubert que no sé si me parece renquea en traducción, que no es que no sea correcta, pero tiene un aire ... así como de no ser bella, no ser fluida, no dejar bailar... aunque no puedo aseverarlo pues llevo muy poco leido, ¿vosotr@s qué tal con los inicios de la Educación sentimental?.

Mdelaté, está muy interesante esto que estás colgando; pienso se mereceria una lectura en grupo para sacarle más tajada al melón que nos abres

Mdelaté dijo...

Me parece ahora al principio, al menos, que carece de pasión y me sorprende porque el tópico le da menos ardor a los rusos y sin embargo por el momento encuentro mucho más aséptico al Flaubert, pero vamos a darle su tiempo como a todos.