Ayer, por fin, llegó Olena de su país de asperezas, estridencias, contrariedades; llegó con su sueño y sus sueños asomando en las cajitas de sus ojos. Como Madre. Y vi añoranzas y sus esperanzas pero también su dignidad aflorando en ellos. Como Madre. Y vi su inocencia, como Winfield y Ruthie, pero vi los primeros hilos de mujer, como Rose of Shannon y vi el desafío de Jonh. Cuántas sorpresas y cuántas historias cuentan unos ojos con el mismo poder que un libro. Y todo viene de la misma historia. Y todo fluye como algunas carreteras, demasiado largas, cargadas de tantas historias densas. Y siempre, quizás, demasiado solitarias.
Ella creo que es feliz. Lo intuyo.
Ella creo que es feliz. Lo intuyo.
3 comentarios:
Qué belleza de
palabras-sentimiento.
Pero me gusta pensar lo bien que estaremos, a lo mejor, en California, donde nunca hace frío y la fruta crece por todas partes. La gente vivirá en los lugares más hermosos, en casitas blancas levantadas entre los naranjos. Me pregunto... es decir, si todo conseguimos un empleo y todos trabajamos, tal vez podamos comprar una de esas casitas blancas. Y los pequeños saldrán a recoger naranjas del mismo árbol. No podrían aguantarlo, gritarán como locos
Olena ha llegado a su California.
La California de Olena, es real, nunca hace frio de verdad, siempre tiene todas las naranjas que quiere, vive en un lugar bonito y seguro, y si que no puede aguantarlo y grita como loca. Tengo ganas de verla.
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