Hablabais el otro día, y yo estaba pez, de literatura chicle o rosa o no sé qué, que está en auge y no tenía ni idea de lo que era, pero como lo que está en "auge" ya se preocupan de que lo esté metiéndonoslo hasta en la sopa, para así no saber de dónde procede el “auge” del libre acontecer o de las tramas fácticas, el huevo o la gallina, pues como decía, así fue que el otro día, El País publicaba / hablaban de la literatura chick-lit, “literatura por y para chicas que arrasa desde hace una década” (¿¡¡¡que no se qué hecho yo en esta década prodigiosa que no me he enterado de ná!!!?) y de lo último: “manfiction”, como la alternativa al chick-lit para hombres, o sea modelos básicos y hábitos para el nuevo macho literario.
Comienza el citado artículo por la pregunta ¿Leer es cosa de hembras?. Y es que parece ser que Stephen King, conocido por sus novelas de terror, preguntaba esto al hilo de las quejas de los profesionales del mundo de la edición que comentaban que la literatura para el lector masculino estaba tocada de muerte en los tiempos de la chick-lit. Y, Stephen King contraatacaba con un concepto: la MANFICTION, o sea “la literatura de consumo hecha para/a la medida del hombre moderno”, como respuesta a la crisis.
Después de haber navegado últimamente nuestro club por “folletines” del siglo XIX, folletines que surgieron quizás, también como el actual chick-lit o manfiction, ante la necesidad de las editoriales de vender, de divulgar, y además, en tiempos en los que la cultura no vivía su mejor momento, por la existencia real de problemas más acuciantes, amén de los altos índices de analfabetismo y la falta de desarrollo cultural de gran parte de la población que podrían haber echado para atrás cualquier intento de solución a los problemas de las editoras, en esos momentos, en contra cualquier estudio de mercado que hubiera negado ninguna posibilidad de solución, los folletines, las novelas por entregas, permitieron con una calidad excepcional y con bajo coste un consumo masivo que posibilitó que la literatura llegase a los sectores menos favorecidos de la sociedad; al tiempo que facilitó que los escritores se acercaran a un sector más amplio del público, colaboró en aumentar los índices de alfabetización y permitió a los editores/impresores aumentar sus ventas. O sea una solución redonda, donde todos los sectores salieron ganando, puede que en su momento fuera considerada como un género menor, pero a la vista de todos los que escribieron folletines: Arthur Conan Doyle, Charles Dickens, Honoré Balzac, Emile Zolá, Francois René Chateaubriand, Alejandro Dumas, Pérez Galdos, Flaubert, Tolstoi, Dostoievski… no sabría qué decir, pero en lo que realmente me quedo sin palabras es en que hoy, dos siglos después de esta imaginativa y productiva forma de respaldar el uso de la literatura, hoy, ese mismo problema editorial se zanja con la fórmula barata de la creación de una “literatura” de usar y tirar, una solución moderna de consumismo puro, sin un ápice de querencia hacia la cultura, hacia su arraigo o divulgación, sólo respondiendo al afán de pan para hoy, aunque signifique hambre/ignorancia para mañana y, así, con la puesta a la venta de novelas fatuas, novelas simulacro, “la ficción como prótesis de la propia feminidad o masculinidad", la lectura como experiencia de autoafirmación para sentirse más mujer o más hombre, según los modelos de mujer o de hombre que tengan mayor mercado , frivolonas y machotes tres al cuarto... así se solventa la papeleta de los problemas/necesidades de la cultura hoy, y ello, seguramente, tras muchos estudios de mercado, muchas técnicas de merchandising, de venta, marketing, publicidad, etc, , etc pero sin un ápice de alma, corazón y vida ... Alma para conquistarte, corazón para quererte y vida para vivirla junto a tí, … como decía el bolero y digo yo : ¿Qué estarán pensando/amando las editoriales?
Comienza el citado artículo por la pregunta ¿Leer es cosa de hembras?. Y es que parece ser que Stephen King, conocido por sus novelas de terror, preguntaba esto al hilo de las quejas de los profesionales del mundo de la edición que comentaban que la literatura para el lector masculino estaba tocada de muerte en los tiempos de la chick-lit. Y, Stephen King contraatacaba con un concepto: la MANFICTION, o sea “la literatura de consumo hecha para/a la medida del hombre moderno”, como respuesta a la crisis.
Después de haber navegado últimamente nuestro club por “folletines” del siglo XIX, folletines que surgieron quizás, también como el actual chick-lit o manfiction, ante la necesidad de las editoriales de vender, de divulgar, y además, en tiempos en los que la cultura no vivía su mejor momento, por la existencia real de problemas más acuciantes, amén de los altos índices de analfabetismo y la falta de desarrollo cultural de gran parte de la población que podrían haber echado para atrás cualquier intento de solución a los problemas de las editoras, en esos momentos, en contra cualquier estudio de mercado que hubiera negado ninguna posibilidad de solución, los folletines, las novelas por entregas, permitieron con una calidad excepcional y con bajo coste un consumo masivo que posibilitó que la literatura llegase a los sectores menos favorecidos de la sociedad; al tiempo que facilitó que los escritores se acercaran a un sector más amplio del público, colaboró en aumentar los índices de alfabetización y permitió a los editores/impresores aumentar sus ventas. O sea una solución redonda, donde todos los sectores salieron ganando, puede que en su momento fuera considerada como un género menor, pero a la vista de todos los que escribieron folletines: Arthur Conan Doyle, Charles Dickens, Honoré Balzac, Emile Zolá, Francois René Chateaubriand, Alejandro Dumas, Pérez Galdos, Flaubert, Tolstoi, Dostoievski… no sabría qué decir, pero en lo que realmente me quedo sin palabras es en que hoy, dos siglos después de esta imaginativa y productiva forma de respaldar el uso de la literatura, hoy, ese mismo problema editorial se zanja con la fórmula barata de la creación de una “literatura” de usar y tirar, una solución moderna de consumismo puro, sin un ápice de querencia hacia la cultura, hacia su arraigo o divulgación, sólo respondiendo al afán de pan para hoy, aunque signifique hambre/ignorancia para mañana y, así, con la puesta a la venta de novelas fatuas, novelas simulacro, “la ficción como prótesis de la propia feminidad o masculinidad", la lectura como experiencia de autoafirmación para sentirse más mujer o más hombre, según los modelos de mujer o de hombre que tengan mayor mercado , frivolonas y machotes tres al cuarto... así se solventa la papeleta de los problemas/necesidades de la cultura hoy, y ello, seguramente, tras muchos estudios de mercado, muchas técnicas de merchandising, de venta, marketing, publicidad, etc, , etc pero sin un ápice de alma, corazón y vida ... Alma para conquistarte, corazón para quererte y vida para vivirla junto a tí, … como decía el bolero y digo yo : ¿Qué estarán pensando/amando las editoriales?
3 comentarios:
Lo que planteas, muy interesante es un debate que está en la calle, sobre todo desde la salida y éxito al mercado editorial de la saga de Harry Poter de si es bueno que, -sobre todo los jóvenes-, lean aunque sea eso o que simplemente no lean.
Que lean, aunque sea literatura de usar y tirar, ¿qué tiene de bueno? Posiblemente que se habitúen a la literatura.
Pero ¿qué tiene de malo leer literatura de usar y tirar? Al margen estas especualaciones que están en la calle, en los círculos más intelectuales o de canales más comerciales, nosotros también nos lo hemos planteado con regularidad.
¿Que tiene de malo leer esta tipo de literatura? Pues que son literaturas que fomentan falsos clichés, en el caso de la literatura de la que hablas en tu artículo o falsa "buena/buenísima literatura"?
Pues posiblemente que leer estas bazofias adormece consciencias. "Bueno, yo soy un lector, luego ya he cumplido, que sería, de alguna manera de decir el "¿a qué leer habiendo video?"
No hay que leer cualquier cosa con tal de leer, igual que no hay que ver ciertas series o peliculas que me parecen perniciosas para la salud fisica y mental y me refiero por ejemplo a la serie de "las tetas" que ha arrasado entre el público sobre todo femenino que se encuentra entre los 15 y los 30 años, por lo poco que he visto, es una serie que para mi fomentaba el todo vale, y que ha convertido en heroe a un narcotraficante, mujeriego y pendenciero.
... y asesino y de tó, que antes no me han dejado terminar,y a mi me parece que eso no está ni medio bien que diría mi abuela.
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