domingo, 29 de marzo de 2009

Una vez más la magia existe mis queridas compañeras


¿creeis que somos los únicos que nos reunimos los Miercoles y hablamos de libros y leemos y hablamos de Sandor Marai?. ¿Cuantos seremos en el mundo mundial?, y si ¿hicieramos un congreso?. Me encantaria, sobre todo si hay que viajar y cuanto más lejos mejor. Como prueba de que no estamos solos os corto y pego algo que he encontrado trasteando en la red de redes.
Llevo en mi casa un grupo de lecturas desde hace tres años. Es una docena fiel de lectores de diversas edades y distintas profesiones, que todos los miércoles se juntan para leer conmigo obras clásicas universales (hace un par de meses leímos Anna Karenina en inolvidables jornadas maratónicas) o novedades de escaparate. Se trata de que yo les "enseñe" a leer, pero son ellos los que me han terminado enseñando muchas veces a mí. Si tengo que elegir un autor que, por consenso, es el favorito de todas las mujeres del grupo es Sandor Marai. Qué éxito. Lo aman. Ya quisiera Nabokov tener esas fans enamoradas (que se negaron a leer Pálido fuego pese a mis amenazas de expulsión y llantos de frustración) Por eso, para mis alumnas enamoradas de Marai, les dejo estan semblanza maravillosa que Mercedes Monmany ha escrito a propósito de la edición de sus Diarios finales:

En enero de 1984 no sólo comenzaba el año que daba título al famoso libro de Orwell. Casi ciego, atrincherado en su pequeño apartamento de San Diego, en California, con su mujer apagándose a la vez que él, con una amargura acrecentada por la total soledad en la que se encuentra, sin el consuelo o bálsamo último de una literatura hacia la que ahora sólo confiesa sentir «nauseas», sobre todo la de su país y la de su lengua originaria, el húngaro, principal baluarte de supervivencia en su duro exilio, quien fue el famoso escritor Sándor Márai (Kassa, 1900-San Diego, 1989) sigue haciendo un implacable balance de lo que queda de su vida a través de unos diarios que siempre le acompañaron, junto a sus célebres novelas. Prohibido en su propio país, pero no en otros de su entorno inmediato, como Alemania, en 1984 Márai anotará que le acaba de llegar de Múnich el último de estos diarios editados, el que cubre los años 1976 a 1983. Un volumen de un total de cinco que había publicado a lo largo de cuarenta años de un exilio iniciado con la llegada del régimen comunista a su país.


Ya escucho los suspiros de ternura al leer la semblanza, mientras los hombres del grupo nos morimos de celos. Y seguro el próximo miércoles me obligarán
a
leer un libro de Marai. Otra vez
.
Esto lo he encontrado en un blog que se llama Moleskineliterario, y aprovecho esta oportunidad que me brinda mi venerado y nunca bien ponderado San Google para lanzar un saludo al universo de los amantes de la literatura.

4 comentarios:

Mdelaté dijo...

La estructura del articulo ha quedado un poco extraño, pero seguro que lo entendeis, de todas formas os pongo la dirección moleskineliterario.blogspot.com

Mdelaté dijo...

Que triste es escribir algo y que me tenga que comentar yo solita mis escritos, la próxima vez me ahorro el esfuerzo.

McCorroe dijo...

No, por favor, no hagas eso que de todas las viejas guardianas, por lo menos que quede una, las otras posiblemente estén aquejadas de algún achaque propio de la edad, que los superpoderes no son capaces de conjurar. Tendremos que ver qué medicos curan a la duquesa de Alba, que esos sí...

The cat dijo...

Eh! no sé si por alusiones, pero aquí estoy, achacadita pero aquí al fin y eso, un por favor, no desencantemos la ilusión de los comentarios que son los que dan vida a los artículos; porque es cierto que es muy triste esa sensación que describes de la desolación del baldío tras un artículo, porque al menos a mí me pasa -pasaba- que cuando he colgado algo se me quedaba pululando una sombra, una pizca, como una palabra, que no era más que la respuesta del otro lado, un saber que algo ha llegado, compartido o no, un saber que, cuando pides-dices algo, resuena un : “oido barra" y que un poco da igual que pidas caracoles y te traigan calamares, riqueza de mar y de monte, contraste y variedad, porque lo que importa es que cuando ves escrito: 3 comentarios - Mostrar entrada original !! se te ilumina el rostro, mientras piensas:¡a ver qué pone! y se te hacen lentos 3 millones de megas en la fruición de este “conversar electrónico" que nos hemos dado y que por tanto, MEA CULPA, no debemos quitarnos.
Amén.