miércoles, 6 de mayo de 2009

Des-deadentro


Hace ya algo de tiempo que llegué por aquí y aún cada vez que tropiezo con estas páginas sufro la sensación del desnudo, porque al fin y al cabo cada vez que opinamos, cada vez que afirmamos o negamos, fijamos ideas o pensamientos alentamos desengaños y también, afortunadamente, encuentros.

Nacemos botones, nacemos ojales, abrochándonos con los otros en palabras, en vivencias, en casualidades y perseverancias, en afanes y venturas, deseos y obligaciones y así vamos pasando, vamos viviendo-abrochándonos, creciendo en una cadena de intercambios, compensaciones y cambalaches de sentimientos.

Sin embargo, ocurre a veces que se cierra un ojal ante la ventana abierta de las palabras, por desasosiego; dan vértigo y, en esa lasitud, olvidando, olvidamos que son sólo, y nada más, y nada menos, que palabras y que su contrario es soledad y desaliento.

Nacemos con la capacidad de relacionarnos y se nos regalan muchas formas: la mirada, el habla, la danza, los gestos, la risa, los cantos, los libros… y así, con ellos, a través de ellos, ganamos batallas a nuestras inquietudes, a nuestras calmas, euforias y bienestares, a nuestros chejovianos besos arrebatados…, a nuestros miedos.

Y puestos a perder el miedo, puestos a pensar en ello, pienso ¿elegiríamos el silencio?

P.d.:
Asomada en esta semana de nostalgias
que prende velas que suenan a deseos inconcretos
en agradecimiento por todo cuánto ya gané a la vida
lanzo al aire mi sostén de empalagos contenidos
queriendo besaros en la mente
lo más profundo que pudiera
y dar un brindis por todo lo no dicho
por todo lo abandonado
en un firme elogio a los incomprendidos torbellinos,
a todas nosotras y a los arrebatos.

4 comentarios:

Mdelaté dijo...

Es la tercera vez que me asomo y te leo y sinceramente no sé que escribir para estar a la altura, veo mucha hondura por lo que no sé tampoco si te interpreto. Lo único que te puedo decir que casi siempre es mejor no callar.

McCorroe dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
McCorroe dijo...

Sí, las palabras son emocionantes,
y la lejanura de la duda, distante
y la hondura, abisal
y las palabras no se pueden hablar a la altura que se piensan
y los pensamientos no se pueden dejar salir solos y te aprisionan
pero las palabras acompañan tu tiempo siendo libro, siendo duda, siendo frágiles hilos de otros...

Mdelaté dijo...

No sé si fué ayer o es mañana, pero sé que estoy dentro de plazo para felicitarte y desearte que este mitad del camino te sea muy placentero y que te ofrezca lo que tu desees.