sábado, 5 de abril de 2008

Melón con jamón o corazón de melón



Que los libros son como los melones es un hecho; nunca sabes como te van a salir hasta que no los rajas.

Para saber si un melón saldrá bueno, hay que cogerlo con firmeza, golpearlo suavemente con la palma, mientras con la otra mano lo haces girar un poco, hasta que ves como suena. Es importante repetir esta operación cuantas veces sea necesaria, antes e elegir con cual de ellos te quedas. En qué otra cosa te puedes basar si no?

Por eso no sería de extrañar que dentro de poco, veamos en las librerías, gente muy seria (los lectores son gente seria) que frente a las estanterías den golpecitos a los libros en su lomito, o en las tapas al más puro estilo melón, solo para saber si va a salir bueno o no... Porque chicas está visto y aprendido, que tanto en cuestión de melones como de libros, ni todos salen dulces como asegura el frutero, ni seguro que te va a gustar cuando alguien te recomienda un libro.

Y ya sabéis, este libro nos ha salido pepino.

4 comentarios:

McCorroe dijo...

Se te olvida, quizás, la parte más importante del proceso: el olor, la fragancia. Hay que olerlo, y olerlo,y oler uno tras otro. ¿Imaginas una fila interminables de lectores seriotes oliendo un libro tras otro?

The cat dijo...

Como siempre Coyote, me epatas con la frescura de tus artículos ya traten de la cata de melones, como de senderos de plástico brillante.

Homenaje al Coyote, sibarita de los…” melones”

Mdelaté dijo...

Saca el melón de la nevera y verás como poco a poco madura y se vuelve dulce, lo que no sé si madurará demasiado y al final se pudrirá.

El Coyote dijo...

EPATAR

La etimología del verbo epatar es epatante, es decir asombrosa. El DRAE integró en 2001 dos términos franceses -epatar y epatente- casi en desuso desde hace ya unas décadas. Épater ofrece un ejemplo curioso de deslizamiento semántico. el verbo deriva de patte (pata); en el siglo XV
significaba "quitar una pata", luego "aplastar ensanchando la base" ("un nez épaté" = una nariz chata) y más tarde "caerse sobre las patas". En el siglo XIX,
casi de golpe, empezó a significar asombrar, pasmar, maravillar y el gerundio adjetivado -épatant- correspondió a maravilloso, bueno, gracioso o sorprendente.

Grácias Cat.