Santuario, W. FaulknerHe acabado el libro. Ya sé que ya di mis primeras impresiones -primeras literalmente puesto que dedaban de momento las segundas- puesto que aún quedan algunas cosas en el tintero, y como de todas formas si no me animo yo no s eanima nadie, pues me lanzo.
Lo primero o lo último, -puesto que voy a hablar principalmente después de haber leído la última parte-, que me llama la atención es que este libro nació –por necesidades económicas del autor- con vocación de best seller. Faulkner decía que le parecía «una idea barata deliberadamente concebida para ganar dinero». Y lo fue. Creo recordar que fue de toda la obra de Faulkner el único libro con el que cosechó éxitos y eso sin perder ni un ápice de su arrolladora forma de escribir, de su particularísimo estilo. Y esto me ratifica en que una obra de ¿masas? también puede ser una obra de calidad. Y eso que estamos hablando de una novela, en sus primeros capítulos, prácticamente ilegible.
Y ese es otro de los puntos. Yo, este libro lo calificaría de libro torbellino. ¿Por qué? Porque parece que después de haberlo escrito, al autor le hubiera pillado uno, torbellino, y le hubiese desparramado las páginas sin numerar, le hubiese bailado los párrafos, y él, así de memoria no hubiese sido capaz de hacer más componendas con las páginas. Y así quedan las cabezas leyentes, como si un torbellino pasara por tu cabeza y dejara todo un poco patas arriba, hasta que pasadas unas horas todo vuelve a su sitio. Pero con el torbellino hemos limpiado el ambiente, vaciado de trastos el desván...
Y ese es otro de los puntos. Yo, este libro lo calificaría de libro torbellino. ¿Por qué? Porque parece que después de haberlo escrito, al autor le hubiera pillado uno, torbellino, y le hubiese desparramado las páginas sin numerar, le hubiese bailado los párrafos, y él, así de memoria no hubiese sido capaz de hacer más componendas con las páginas. Y así quedan las cabezas leyentes, como si un torbellino pasara por tu cabeza y dejara todo un poco patas arriba, hasta que pasadas unas horas todo vuelve a su sitio. Pero con el torbellino hemos limpiado el ambiente, vaciado de trastos el desván...
Me parece magistral la manera en que te habla de hechos presentes que te explicará unos capítulos más adelante, diáfanamente, y darán luz a algo que ya estaba pergeñándose de antemano. No sé si me explico. Habla, por ejemplo, Mdelaté, como nos contaste, de la panocha sin hablar de ella, pero cuando aparece tú sabías que era la mazorca o que este era hijo de aquel o algo así, pero que de todas formas tampoco importaba tanto. Es entrar en su juego, poniendo en la lectura mucha parte de ti, y descubriendo, en este ejercicio de lectura, parte de ti. Tampoco sé si me explico.
Otro punto. En el otro comentario anterior no hablé de los protagonistas, si en este libro se puede hablar tan homogeneamente. Quizá porque es lo que menos entiendo: la relación que mantiene Temple con Popeye. Esta me chirría. En esta relación, el autor transmite, entiendo yo la sensación de aún te pasa poco, por descocada, alocada… Parece que todo queda un poco justificado por ser ella una cabeza loca, y queda, ahí, la sensación de castigo. No es el acto tan terrible porque ella se lo ha buscado. Quizá él mismo, Faulkner, salía de una mala experiencia y en esta novela exhorcizó a sus fantasmas y lo pagó la Temple.
Y el final, una historia con concesión pues muere el malo, pero de una manera tan poco académica, tan lejos del castigo, tan lejos Popeye de sentirse castigado, solamente consternado de pura perplejidad y la manera de presentarnos un malo patético, de familia patética,un malo psicológico me parece una genialidad más de las de este hombre.
Otro punto. En el otro comentario anterior no hablé de los protagonistas, si en este libro se puede hablar tan homogeneamente. Quizá porque es lo que menos entiendo: la relación que mantiene Temple con Popeye. Esta me chirría. En esta relación, el autor transmite, entiendo yo la sensación de aún te pasa poco, por descocada, alocada… Parece que todo queda un poco justificado por ser ella una cabeza loca, y queda, ahí, la sensación de castigo. No es el acto tan terrible porque ella se lo ha buscado. Quizá él mismo, Faulkner, salía de una mala experiencia y en esta novela exhorcizó a sus fantasmas y lo pagó la Temple.
Y el final, una historia con concesión pues muere el malo, pero de una manera tan poco académica, tan lejos del castigo, tan lejos Popeye de sentirse castigado, solamente consternado de pura perplejidad y la manera de presentarnos un malo patético, de familia patética,un malo psicológico me parece una genialidad más de las de este hombre.
Y por último, lo más sutil: el amor idílico o puro o incestuoso o doloroso o platónico de un padastro a su hijastra, su alejamiento de ellas, de madre e hija porque odia las gambas de cada viernes y su vuelta porque se sabe débil y posiblemente desea dejarse caer en el pecado.
3 comentarios:
La sensación es, y creo que así interpreto tus palabras, igual que cuando cojes por ejemplo una tira de plástico que la enrrollas a la fuerza y por muchas vueltas que le des cuando la sueltas, rapidamente se desenrrolla y se deshace el lío.Para mí es una historia de fracasos, si cojemos personaje por personaje todos nos cuentan los suyos, la mayoria de caracter amoroso o sexual o simplemente fracasos de vida. A mi me ha parecido excelente, y sí, es verdad que la sensación que deja es de un elefante entrando en una cacharrería.
Una de las películas que se rodó , basandose en esta novela tan sorprendente y tan genial, se llamaba Requiem por una mujer. Pero,¿de que mujer hablamos? Parece obvio que sea Temple, pero en parte ella se busca esa situación, y no hace nada por remediarlo porque está loca por las cosas que siente cuando está con Red, y el otro pájaro mira,sin embargo Ruby si es para mi la víctima de la tragedia, ve como su amado es castigado por un crimen que no cometió, se queda sola para cuidar y criar a su hijo y creo que ha sido la mas desgraciada de toda la historia.Bien a la noche nos vemos y seguiremos que hay mucha tela.
No sabía que este libro lo había hecho directamente para hacer dinero, pero si que es verdad que a lo largo de la lectura tiene como un saborcillo a novela, en su sentido más estricto, que me chirriaba un poco de Faulkner, quizás sea por esto, por un afán de corregir/se en pro de emolumentos.
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