jueves, 10 de enero de 2008


LAS UVAS DE LA IRA…
Esta foto fue extraída de un periódico hindú y llegó con la siguiente leyenda:
“SOLO QUIEN ES POBRE PROCEDE CON TANTA GENEROSIDAD.QUE PENA QUE EL HOMBRE NO SEA SIEMPRE ASÍ”
Nuestro último libro leído, Las Uvas de la Ira, acaba también así y es cierto que es un libro duro en tanto que nos está presentando la catástrofe humana que supuso para gran cantidad de gente (y de ello dan fe sobradamente los videos colgados por Mdelaté) la depresión norteamericana, pero no creo que se trate de un libro pesimista, aunque también; porque si algo definiría a esta obra es que tiene muchas lecturas, como muchos libros en uno sólo, tanto por la cantidad de personajes, paisajes que describe, como por la cantidad de situaciones que desarrolla , amén del espíritu instructivo de los capítulos intercalados.
Así, se podría leer desde una perspectiva política/económica analizando la crisis económica, la repercusión de los cambios en los sistemas de producción, el desempleo, las estructuras de poder, sistemas de gobierno, etc; en un plano social de las grandes catástrofes humanas, de la organización de colectivos de personas, desde la familia y el individuo a otros grupos sociales y sus interrelaciones. Y todo ello se podría hacer manteniendo una visión muy contemporánea de todos los aspectos, quizás porque al final nuestra propia evolución no es más que un círculo de ciclos que repetimos en mayor o menor medida: Cometemos errores, rectificamos errores, repetimos errores (¡así debe ser la dialéctica de la especie humana!).
Bueno, todo lo anterior sólo es fárrago mental, porque con lo que empecé y realmente quería decir es que no me pareció una novela pesimista, porque, para mí, si algo predomina a lo largo de toda ella es la generosidad, salvando evidentemente esa nube amorfa que es el banco prestamista que desahucia, sindicatos verticales, masas violentas… que son manejadas por sombras no humanas que ostentan, son, “el poder”, contra el que esas manos duras de trabajar nada pueden porque no hay a quién matar, a quién derrocar.
A lo largo de todo el libro se manifiesta imperiosa la dignidad, la generosidad, la lucha por ser humano y de lo humano frente a la indignidad de la injusticia y ante ella la unión inquebrantable que lleva al abandono de egoísmos para el bien común, incluso cuando "en las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y cogen peso, listas para la vendimia".
Y qué envidia de familia, en la que cada uno de sus miembros es respetado en su diferencia, en su individualidad y en sus decisiones sin por ello perder su rumbo común (compararla con la familia modelo único, unívoco, uniforme de Rouco Varela que se manifestaba hace poco para imponérnosla también al resto!). Cuántos personajes emblemáticos Casey, el buscador de la verdad y la coherencia , la Madre (única que no tiene nombre) la madre-matriarca, vasija llena, en la que todo cabe y de todo vierte, Tom Joad, el que estará donde haya injusticia, los niños y su mundo ingenuo y cruel, los abuelos y sus arraigos, Rose Of Sharon, fructificada y marchitada , Conie el fugaz , el tio pecador-penitente, el padre autoridad relevada, Noah el que habita en el rio, Al … y ese viejo Hudson, también como el resto de personajes, rebosante de pobreza y honestidad.
En fin, como ya dije, "Las uvas de la ira " de J. Steinbeck una novela llena de frutas unas color melancolía, otras dulces y otras ácidas, porque de todo tiene en la mejor expresión de su género para deleite de todos los agrados.

1 comentario:

McCorroe dijo...

Cuando "vi" la foto la primera vez no me había dado cuenta de que también tenía un mono, sólo vi al niño y pensé "vaya, tampoco parece gran cosa dar de comer a un bebé, por hambre que se tenga". Cuando vi al mono ya todo empezó a tener más sentido. Y le digo a Mdelaté, nunca sabemos de qué somos capaces, todos en general y las madres en particular en situaciaciones extremas.
Y te pongo un ejemplo: somos madres de adolescentes y sobrevivimos. No te digo más.