Me encuentro escuchando a la Maria Schneider y al tiempo sumergida en el reloj “blando” del artículo anterior que marca las horas deformando la realidad y, así, dejándome ir, se apodera del momento la nostalgia, mi eterno deseo de huida, con ese viejo amor que pilota ultrasónicos que atraviesa paredes, puertas y vísceras como lo hace esta música embriagadora, que trasporta turbadora a tantos lugares desconocidos que hacen sonar la vida a corta melodía. En fin, alegorias y bla, bla, bla
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Me encuentro escuchando a la Maria Schneider y al tiempo sumergida en el reloj “blando” del artículo anterior que marca las horas deformando la realidad y, así, dejándome ir, se apodera del momento la nostalgia, mi eterno deseo de huida, con ese viejo amor que pilota ultrasónicos que atraviesa paredes, puertas y vísceras como lo hace esta música embriagadora, que trasporta turbadora a tantos lugares desconocidos que hacen sonar la vida a corta melodía.
En fin, alegorias y bla, bla, bla
¿Huida, a donde? y ¿con quien?
A dónde va a zè, ar yas, con er crub.
La Cassie
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