De Manhattan Transfer
He acabado el libro con improbo esfuerzo, pero con un esfuerzo recompensado con creces: se ha vuelto a obrar el milagro. Debido a las muchas horas dedicadas a él he visto que los hilos de luz dorada filtrados a través de las hojas del limonero seguían ahí, esperando; que la brisa fresca y nueva de la mañana estaba ahí, esperando; que el silencio apenas roto por el trino/arrullo de algún pájaro seguía ahí, existiendo, que el aroma dorado de limón estaba ahí, me esperaba. He vuelto a leer existiendo sólo yo y mi libro, bueno y unos pasajeros inesperados: mi gato y mi perro, polizones bienvenidos, bienintencionados, que con sus movimientos perezosos a esas horas de la mañana, apenas audibles, eran, tal vez, la mejor compañía.
Y del libro ¿qué decir? Lo he leído a trompicones hasta la hora en que decidí que evidentemente había que coger al toro por los cuernos. Es un libro, entiendo yo, misterioso, que no de misterio. Misterioso al modo de, por ejemplo, de una película de Joseph Leo Mankiewicz (11 de febrero de 1909, Wilkes-Barre, Pensilvania - 5 de febrero de 1993, Bedford, Nueva York, misterioso de personajes que pasan por el libro/río a ráfagas, sin dejarnos conocerles, dejando en cada aparación un soplo de misterio. Nunca acabamos de conocer a Helene, ¿o es Ellen?, ¿o es Elain? ¿Qué vida esconde? ¿Cuánta es su belleza? ¿Por qué nunca llega el éxito? Nunca conocemos a Jimmy Herf, sus ansías de viajar, su soledad…
A pesar de recorrer ellos dos y tantos otros –como el Hudson- a través de todo el libro, no conseguimos conocerlos aunque creo que su autor consigue que nos inquieten. Igual que posiblemente algunos de sus innumerables personajes que pueblan el libro, que pueblan el río. Porque a pesar que parece que este libro habla de la Ciudad, yo creo que habla del río que la vertebra, del río que los une y los separa, pero que los vincula a pesar de sus diferencias siempre omnipresente con sus ruidos de sirenas, sus nieblas, sus barcos, barcazas transportando alcohol clandestino, con sus víctimas, sus grúas dominándolo todo.
Y al mismo tiempo a pesar del misterio que haya podido sentir al leer este libro también –como ya os comenté- he divagado debajo de mi limonero ¿será precisa tanta desestructuración en una novela? ¿Quiero yo algo tan complejo? Y he dudado. A pesar de los artículos que he leído de Mdelaté, del Coyote, defendiendo su modelo, con interesantes aspectos de ver la novela, yo no estoy segura de que tanta complejidad haya sido beneficiosa para la novela. Es posible que prefiera personajes más complejamente construidos con los que pueda sentirme, supongo, identificada o hermanada, personajes que me hagan sentir, que me conmuevan, y no frías figuras transparentes como a veces se me presentan en Manhattan Transfer.
He acabado el libro con improbo esfuerzo, pero con un esfuerzo recompensado con creces: se ha vuelto a obrar el milagro. Debido a las muchas horas dedicadas a él he visto que los hilos de luz dorada filtrados a través de las hojas del limonero seguían ahí, esperando; que la brisa fresca y nueva de la mañana estaba ahí, esperando; que el silencio apenas roto por el trino/arrullo de algún pájaro seguía ahí, existiendo, que el aroma dorado de limón estaba ahí, me esperaba. He vuelto a leer existiendo sólo yo y mi libro, bueno y unos pasajeros inesperados: mi gato y mi perro, polizones bienvenidos, bienintencionados, que con sus movimientos perezosos a esas horas de la mañana, apenas audibles, eran, tal vez, la mejor compañía.
Y del libro ¿qué decir? Lo he leído a trompicones hasta la hora en que decidí que evidentemente había que coger al toro por los cuernos. Es un libro, entiendo yo, misterioso, que no de misterio. Misterioso al modo de, por ejemplo, de una película de Joseph Leo Mankiewicz (11 de febrero de 1909, Wilkes-Barre, Pensilvania - 5 de febrero de 1993, Bedford, Nueva York, misterioso de personajes que pasan por el libro/río a ráfagas, sin dejarnos conocerles, dejando en cada aparación un soplo de misterio. Nunca acabamos de conocer a Helene, ¿o es Ellen?, ¿o es Elain? ¿Qué vida esconde? ¿Cuánta es su belleza? ¿Por qué nunca llega el éxito? Nunca conocemos a Jimmy Herf, sus ansías de viajar, su soledad…
A pesar de recorrer ellos dos y tantos otros –como el Hudson- a través de todo el libro, no conseguimos conocerlos aunque creo que su autor consigue que nos inquieten. Igual que posiblemente algunos de sus innumerables personajes que pueblan el libro, que pueblan el río. Porque a pesar que parece que este libro habla de la Ciudad, yo creo que habla del río que la vertebra, del río que los une y los separa, pero que los vincula a pesar de sus diferencias siempre omnipresente con sus ruidos de sirenas, sus nieblas, sus barcos, barcazas transportando alcohol clandestino, con sus víctimas, sus grúas dominándolo todo.
Y al mismo tiempo a pesar del misterio que haya podido sentir al leer este libro también –como ya os comenté- he divagado debajo de mi limonero ¿será precisa tanta desestructuración en una novela? ¿Quiero yo algo tan complejo? Y he dudado. A pesar de los artículos que he leído de Mdelaté, del Coyote, defendiendo su modelo, con interesantes aspectos de ver la novela, yo no estoy segura de que tanta complejidad haya sido beneficiosa para la novela. Es posible que prefiera personajes más complejamente construidos con los que pueda sentirme, supongo, identificada o hermanada, personajes que me hagan sentir, que me conmuevan, y no frías figuras transparentes como a veces se me presentan en Manhattan Transfer.
Estamos en los felices años veinte, en la ciudad del jazz -como define su autor a New York-, Dos Passos como otros ejemplos que conocemos está buscando y construyendo la nueva novela americana, o como perfectamente se dice: la novela americana y huyendo de las novelas muy estructuradas, buscan nuevas formas de expresión como también ocurre en Europa, aunque aquí la antigua novela europea sí que existe.
9 comentarios:
"...A cada aspiración, Herf inhalaba ruido, arena, frases pintadas, hasta que empezó a hincharse a sentirse gordo y vago, vacilante como una columna de humo sobre las calles de abril...", "...Se contrajo hasta quedar del tamaño de un grano de polvo buscando su camino por entre riscos y pedregones por el rugiente arroyo, saltando pajas, bordeando lagos de aceite de motor." ¿Se podrá ser más expresivo? creo que hay mucha belleza en estos parrafos que pongo como ejemplo y no son de los mejores. Creo que hay diferentes formas de expresión que pueden ser igual de bellas. ¿Quien es mejor Paul Klee o Velazquez?. No intento ni rebatir ni convencer, solo exponer mi punto de vista y me dá un poco de pena que no hayais disfrutado como yo de lo estético de este libro.
Aviso, que algunos consortes (entre ellos el mio) se han apuntado al jazz. Lo digo por si luego alguien dice "de haberlo sabido..."
¿Os habeis dado cuenta de que os doy trato de princesas?
Yo, creo que no he sabido expresarme: también he disfrutado con imágenes bellísimas, frases donde se percibe a un genio, pero quizá me han sobrado instantes de perplejidad y perdimiento.
Ah, mi marido también es de los apuntados a lo del jazz
Por cierto, ¿cuántos somos?
The cat, ¿al final, has huido?
Leo tú artículo con miedo a que me destripes algún párrafo ignoto para mí, (aún no lo he acabado, aunque ya me falta menos), y me alegro de que no haya sido así, como también me alegro (y me envidio) con la dulce alegría que transmite tu complaciente leer bajo la sombra del limonero, que me ha traído al sentir aquel patio sevillano de Antonio Machado y el recuerdo de sus versos:
…Desdeño las romanzas
de los tenores huecos
y el coro de los grillos
que cantan a la luna.
A distinguir me paro
las voces de los ecos,
y escucho solamente,
entre las voces, una...
Y así presiento que estoy contigo en lo que expresas. Y he de confesar, pese a mis primeras impresiones más fatalistas, que al final me está gustando más de lo esperado, que a fuerza de desventuras consigo seguir siguiendo y así llegar a desentrañar en este libro preciosos momentos, precisos sueños de demasiados personajes.
He huido y he vuelto y por el rabo me has pillado, de pocas no me pisas encima del comentario que estaba publicando a la par que tu me perseguías.
Necesito me aclareis plan de esta nuit, el protocolo tendrá algo que decir, no sólo de consortes, si no de lugares de aposento de reales posaderas, idas y venidas posterioris y etc..¿? Quién va a gestionar protocolo y ceremonial?
Necesito respuestas
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