jueves, 10 de enero de 2008

Vive la vie

Carla Bruni - Quelqu'un m'a dit

Desde el primer momento la historia que estamos leyendo la he relacionado con la de Sarkozy y Carla Bruni. Ya sé que Carla no es ninguna niñata, ni que está debajo de él en ningún escalafón, ni social ni económico, ella es una niña rica de cuna pero no dejo de relacionarla. ¿Hay en esa relación abuso de poder? ¿Hay abuso de poder en la relación de David (otro David) y Melanie? Él, desde luego no lo ve así. ¿Quién de nosotras alguna vez no ha visto/sufrido algún tiburón de estos?
En la primera parte del libro el protagonista puede resultar algo, -quizás mucho- repugnante. Él, que se siente maltratado, incomprendido, inmolado, y nosotras de frente que nos sentimos heridas, sensibilizadas, empatizadas, desde luego, con Melanie.
Pero esta primera parte nos lleva a una segunda novela profunda, de exploración de sus sentimientos frente a la barbarie, y todo eso conlleva un ejercicio de revisión de todos su ideario hasta el mometo: la sociedad en la que vive, su hija, su sexualidad, la visión que tiene de la sociedad con la que discrepa/discrepaba, que discrepa de la visión oficial de los afrikaners y castas dominantes, la justicia en suma, la sanidad, la tenencia de armas, en definitiva, la indefensión del sujeto frente... ¿a quién?
Esto es quizá lo que la hace una gran novela, el ejercicio de abrir las ventanas de su interior mostrándonos sus fantamas y asomándonos sin pudor dentro de él.
Deleitaos con la Bruni, es un disco que me encanta y pega con la historia.

3 comentarios:

Mdelaté dijo...

Pues yo desde el principio,pienso mucho en nuestra "The cat", porque esta novela habla mucho de los adentros y menos de lo de fuera, y me consta que a ella le gusta y por supuesto por el protagonismo de los perros. Creo tambien que habla de la soledad que sentimos ante algunas situaciones en las que nadie nos puede ayudar.

The cat dijo...

A este affaire de la Bruni y el Zarkossi también se le puede aplicar un párrafo del libro que estamos leyendo, Desgracia de J.M. Coetzee, cuando reniega de una solución de compromiso,
"...vivimos en una época puritana. La vida privada de las personas es un asunto público. La lascivia es algo respetable; la lascivia y el sentimiento. Lo que ellos querían es un espectáculo público: Remordimiento, golpes en el pecho, llanto y crujir de dientes a ser posible.
Un espectáculo televisivo..."

McCorroe dijo...

¿Le podíamos dedicar estos versos a David el de Coetzee, se los podíamos dedicar a Sarkozy? ¿No se busa quiméricamente en cada amor la inmortalidad?

Jorge Luis Borges

Alguien
Un hombre trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la muerte
(las pruebas de la muerte son estadísticas
y nadie hay que no corra el albur
de ser el primer inmortal),
un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los días:
el sueño, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimología,
un verso latino o sajón,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos años
que hoy puede recordarla sin amargura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido,
un hombre que ha sido desleal
y con el que fueron desleales,
puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
una misteriosa felicidad
que no viene del lado de la esperanza
sino de una antigua inocencia,
de su propia raíz o de un dios disperso.

Sabe que no debe mirarla de cerca,
porque hay razones más terribles que tigres
que le demostrarán su obligación
de ser un desdichado,
pero humildemente recibe
esa felicidad, esa ráfaga.

Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno.