martes, 22 de enero de 2008

La cucharada estrecha

Un fama descubrió que la virtud era un microbio redondo y lleno de patas. Instantáneamente dio a beber una gran cucharada de virtud a su suegra. El resultado fue horrible: Esta señora renunció a sus comentarios mordaces, fundó un club para la protección de alpinistas extraviados y en menos de dos meses se condujo de manera tan ejemplar que los defectos de su hija, hasta entonces inadvertidos, pasaron a primer plano con gran sobresalto y estupefacción del fama. No le quedó más remedio que dar una cucharada de virtud a su mujer, la cual lo abandonó esa misma noche por encontrarlo grosero, insignificante, y en un todo diferente de los arquetipos morales que flotaban rutilando ante sus ojos.
El fama lo pensó largamente, y al final se tomó un frasco de virtud. Pero lo mismo sigue viviendo solo y triste. Cuando se cruza en la calle con su suegra o su mujer, ambos se saludan respetuosamente y desde lejos. No se atreven ni siquiera a hablarse, tanta es su respectiva perfección y el miedo que tienen de contaminarse.

Cortázar.

Revisando su obra he vuelto a descubrir esta pequeña joya y no he podido resistirme. Llamadme abusanta pero todavía no he tomado mi cucharada de virtud y estoy sujeta a pecado.

3 comentarios:

The cat dijo...

Hoy yendo despacito por la calle corrían las ideas en autobús, cogí la línea 22 y bajé en Puerto Espíritu, donde las palabras son libres y no las amarran las creencias, para llevarme una y me lleve la palabra conciencia. Cuando volví con el alma nueva vi el mundo y sonreí.
¡Realmente habían valido la pena las caras Rebajas!

Anónimo dijo...

Empieza a hacer tonterias este blog? hay un comentario y fuera aparece como 0. ¿¡!? A ver cómo trata a este, si lo ningunea o lo enumerea.

Anónimo dijo...

Probador