miércoles, 23 de julio de 2008

Hablando de Manhattan Transfer y la agenda de baile



El desván de los libros que no leí, el de los libros que abandoné, no en juego juguetón y amoroso de Bookcrossing, sino en un abandono real y traicionero, generan un espacio real, como una nube negra, entre mi cerebro y el edén, que regurgita continuamente dudas, atribuciones de culpas al más puro estilo culebrón corintelliidiano del tipo: ¿por qué lo hiciste, por qué lo abandonaste? ¿Acaso era poco para ti? ¿Es que te crees más que él? ¿Qué esperas encontrar mejor?.. Y es que no es tan fácil el abandono, ni nunca tan profundo el odio para abandonar sin mirar atrás cuando, al fin y al cabo, en algún momento, en algún lugar anterior hubo “amor”.
Caundo lees sin ser atrapada es el corazón quien suele decirte abandona ese libro, déjalo ir si no te extasía, déjalo ir si no te deleita, si no te galantea con esmero; En tanto que la razón, consciente, juiciosa y reflexiva como debe, inalterable a caprichos, te acosa, te ordena: ¡continua!, sigue adelante y busca razones contra la indiferencia y el desamor y , así, te revuelves contra tu entraña y te argumentas, te quieres convencer, hablas, piensas, dices…
Este libro intenta capturar la vida del Nueva York de los años ’30 desde los trazos marcados por un grupo de personajes apenas esbozados en sus tramas más superficiales, no sé si acaso para mostrar eso mismo la superficialidad de la existencia cuando el sobrevivir es el propósito, cuando la ciudad, la construcción del futuro imperio, de la Gran Manzana, es el objetivo imperante, no importa que en el camino se atropellen las vidas de unos contra las de otros, ni literalmente los atropellos que sufren las persona por parte de los carruajes que significan el progreso, el avance frente a los que quedan caídos…
…Este libro, su forma de narrar, cuasi puntillista, en un fragor de frases cortas que pueden resultar vivas, resaltando un estilo periodístico, casi fotográfico, enmarcando así el vértigo de unos años “locos” no sólo por el charlestón, sino por el dinamismo de una evolución continua y versátil…
… En este libro, Manhatan Transfer, John Dos Passos, pienso, intenta capturar lo multiforme de la población de Nueva York, las vidas apresuradas por las premuras de los cambios sociales y mostrar unos personajes que en su afán supervivencia transforman su vidas en superficiales y vanas…

Esto, creo, quería mostrar(me) Dos Passos y yo intenté (juro que lo hice) dejarme atrapar, intenté dejarme calar esperando ver el nirvana de la emoción que significa hundirte en un libro, alcanzar ese momento en el cual el corazón –la pasión de leer- y la razón se entrelazan y comienza el vals, pero yo abandoné el baile, no sé si perdí mi zapato de cristal y con ello el príncipe azul y sólo me quedé con la nube de las dudas indelebles que dejan los bailes inacabados.

2 comentarios:

McCorroe dijo...

Por error colgué el comentario en el artículo anterior. Ver, pues, el susodicho.

The cat dijo...

¿Me ama en realidad?
Yo crispo mis manos
y recojo,
para arrancarles su secreto,
a las margaritas,
que el aire de mayo ha dispersado.

Vladimir Maiakovski