martes, 19 de enero de 2010

Rabia

No sé si habéis leído Ensayo sobre la ceguera, para mí, lo mejor de Saramago.
En estos días de saña vomitada desde las capas profundas de la tierra, me han venido muchas veces al recuerdo pasajes de aquel libro, en el que el autor relata con una crueldad y desgarro insoportables el deterioro absoluto de toda una población después de una ceguera sobrevenida, totalmente inexplicable y que como un caballo apocalíptico destruye a su trote cualquier atisbo de humanidad; en ese caos, sólo un ser humano ha conservado la visión y quizás hubiera deseado arrancarse los ojos para no ser testigo de lo que allí acontece.
Aquí está pasando lo mismo. Resultaron atroces las primeras imágenes llegadas desde Haití, pero no menos espectacularmente odiosas están resultando las siguientes, estas que nos hablan del pillaje sobre la muerte, de los cuervos volando sobre los costillares (léase, también, comisiones bancarias) , de la rapiña sobre la carroña a falta de todo, de la jungla de los despojos, cuando el ser humano a falta de todo desvalija su propia alma y ves a los niños llorando, entre el polvo y sus mocos, y nadie sabe por dónde empezar antes que el olor a sangre escupa más hienas.
Desde los ojos que observamos al otro lado de ese abismo, lo sucedido y lo que sucede genera rabia, pena, desesperación, congoja, angustia y lástima y también me recuerda otra situación que siempre me ha resultado anecdótica, con perdón, os cuento. En algunos, quizás muchos, demasiados, momentos nos llegan desde la tele noticias de los inestimables esfuerzos que se están realizando para salvar tal o cual kayuco que se debate en alta mar con nosécuántos niños, hombre y mujeres sin alimentos y sin salvavidas… en una especie de spot publicitario que nos vende la grandeza de “la” civilización que se desborda por salvar desinteresadamente esas vidas humanas que trasnochan en alta mar. Entonces, sin querer, siento ser tan austera en ilusiones, sólo se me viene a la mente una cuestión: ¿A qué ese afán por salvar unas vidas que mañana van a ser devueltas al infierno desesperanzado de sus vidas sin futuro del que en gran parte somos responsables nosotros? Porque el futuro es nuestro, de nuestra civilización, que se nutre de todos ellos, porque en gran parte el subdesarrollo no se supera porque conviene en gran parte a las naciones desarrolladas y su comercio injusto.
Y entonce no sé si :
Somos tan buenos, como hipócritas,
ó: Somos tan buenos como hipócritas…

Para acabar, hoy El Roto, publicaba esta viñeta en El País,
Sólo sepultados se nos ve

No hay comentarios: