Otra vez Desgracia, otra vez Sudafrica.
Ayer entre tantas noticias de la televisión una me asaltó entre las demás, de repente cercana, como de un país vecino. Se trataba de un video en el que estudiantes blancos de Sudáfrica, de una de las Universidades más antiguas del país y con el correspondiente historial de sólo para blancos del apartheid, denigran a 4 mujeres negras, limpiadoras de la University of Free State de Sudafrica ( traducción: Universidad del Estado libre ¡¡!! ), "con el fin de mostrar su oposición a la integración racial en las residencias del campus iniciada este año...” ...eso dicen, sin ninguna vergüenza, dicen, hacen y dicen y entonces se me rebela la tripa y el cerebro y recuerdo Desgracia, el libro de J.M. Coetzee, y siento que por esta lectura me llega con mayor fuerza esta noticia, me resulta mucho más próxima y el asco se hace todavía más grande al ver retratados en su peor condición a esos “estudiantes blancos” denigrando a los negras por su color, discriminándolas por su raza, sintiéndose como blancos seres de raza superior, en un alarde de discriminación étnica y racial; denigrando a las mujeres negras por su color y por su género, por un machismo basado en la prepotencia de la fuerza física y en una actitud de exigencia de subordinación de las mujeres por ser mujeres; denigrando a las mujeres negras por su color, por su género y por su dependencia económica, al saberse herederos de unos colonizadores que sometieron (no sé si aquí está bien usado el pasado) a un país rico como Sudáfrica a un esquilmamiento económico que “justificaba” además el sometimiento de toda su población.
Parece ser que este no es el único caso y que la nación del arco iris aún sangra por la sima abierta hace tantos años y es que fue profunda hasta su más intimo núcleo y dejó en su corteza placas tectónicas que no dejan apagarse del todo el volcán a veces dormido y al que alientan, avivan, por simpatía otros movimientos como el machismo y la pobreza.
Ayer entre tantas noticias de la televisión una me asaltó entre las demás, de repente cercana, como de un país vecino. Se trataba de un video en el que estudiantes blancos de Sudáfrica, de una de las Universidades más antiguas del país y con el correspondiente historial de sólo para blancos del apartheid, denigran a 4 mujeres negras, limpiadoras de la University of Free State de Sudafrica ( traducción: Universidad del Estado libre ¡¡!! ), "con el fin de mostrar su oposición a la integración racial en las residencias del campus iniciada este año...” ...eso dicen, sin ninguna vergüenza, dicen, hacen y dicen y entonces se me rebela la tripa y el cerebro y recuerdo Desgracia, el libro de J.M. Coetzee, y siento que por esta lectura me llega con mayor fuerza esta noticia, me resulta mucho más próxima y el asco se hace todavía más grande al ver retratados en su peor condición a esos “estudiantes blancos” denigrando a los negras por su color, discriminándolas por su raza, sintiéndose como blancos seres de raza superior, en un alarde de discriminación étnica y racial; denigrando a las mujeres negras por su color y por su género, por un machismo basado en la prepotencia de la fuerza física y en una actitud de exigencia de subordinación de las mujeres por ser mujeres; denigrando a las mujeres negras por su color, por su género y por su dependencia económica, al saberse herederos de unos colonizadores que sometieron (no sé si aquí está bien usado el pasado) a un país rico como Sudáfrica a un esquilmamiento económico que “justificaba” además el sometimiento de toda su población.
Parece ser que este no es el único caso y que la nación del arco iris aún sangra por la sima abierta hace tantos años y es que fue profunda hasta su más intimo núcleo y dejó en su corteza placas tectónicas que no dejan apagarse del todo el volcán a veces dormido y al que alientan, avivan, por simpatía otros movimientos como el machismo y la pobreza.
Entre tanto sentimiento frustrante sólo, de nuevo, señalar la maravilla que significa la literatura en su capacidad de transcender, transcenderse y transcenderte para provocar, para ser iniciadora de reflexiones a las que quizás hubiera llegado, pero no en la misma medida, ni con la misma profundidad o empatía. En este caso ha sido la lectura del libro de J.M.Coetzee "Desgracia" la que me ha facilitado una sensibilización mayor de lo que está ocurriendo muy lejos de mi casa, aunque muy cerca de nosotros; En otra ocasión será otro libro, otro buen libro, el que no me deje aletargarme y me obligue a abrir grandes los ojos de la cara y el corazón y esto, al fin, es lo que regala la literatura y esto es lo que regalan los buenos libros, esos que dejan huella, huellas que seguir.
1 comentario:
Yo tambien cuando vi la noticia me acordé de "Desgracia", esto es el bagaje que te dá la lectura,y sentí vergüenza de pertenecer al genero humano de raza blanca.
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